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miércoles, 12 de septiembre de 2012

Héroes


Las cosas van mal, o, al menos eso dicen. Aunque  la verdad es que no hace falta que me lo digan porque en mi entorno, también en mis proyectos, lo noto, y mucho.

Cada vez son más las caras tristes a mi alrededor, que suman amargura, y que sienten algo malo cercano.

Según algunos estudios, el hombre se preocupa por cosas que, en un ochenta por ciento, ni pasan, ni pasarán nunca. Son datos reales, y el consejo evidente es que no debemos de preocuparnos tanto, pero, la verdad, es que la actual coyuntura no es para estar muy tranquilo, y menos cuando el universo personal que cada uno de nosotros hemos ido creando a base de trabajo y  años se desmorona, como es el caso de muchas personas en este país.

No hace mucho, en una charla, el ponente aseguraba que el animal humano reacciona ante las adversidades, y que contra peor van las cosas, más poder de reacción se tiene. Incluso habló de reacciones casi milagrosas frente a situaciones de gravedad, o críticas. Y no se refería a situaciones catastróficas, o a grandes desgracias colectivas, si no a cataclismos personales, de trabajo, de familia, emocionales e íntimos.

Cuando el barco se hunde aparece el ser hábil, ingenioso, inteligente, perseverante,  esforzado y resolutivo que todos llevamos dentro.

No me sorprendieron las palabras de aquel ponente, porque tiene razón. Y lo digo por experiencia propia. He vivido momentos  en los que tuve que reclamarme a mí mismo el que esa parte de mí apareciera. Y la verdad es que apareció y fui capaz de hacer cosas que, para mí, rondaron la épica. Y digo épica porque en situaciones normales no las hubiera hecho. Ni siquiera imaginado.

Por supuesto no me refiero a nada ilegal, o amoral, si no a acciones que me ayudaron a tirar para adelante, y que, aún hoy, recuerdo con cierta admiración. Más sabiendo que como esto no se arregle deberán de volver a servirme como recursos extraordinarios.

Sabiendo que todos tenemos a ese “héroe”, lo interesante sería descubrir nuestra capacidad de aguante hasta que aparece. ¿Qué tiene que pasar para convertirnos en ese ser?.  

Yo creo que depende de cada persona, de su escala de valores, de sus creencias, de su historia, y de su capacidad de sufrimiento.


jueves, 30 de agosto de 2012

Vacaciones


Se acaban las vacaciones para muchos. Estos días se nota en las calles que la actividad, que este mes de Agosto parece más ausente que nunca (entre negocios cerrados por vacaciones y por traspaso) vuelve, poco a poco, a sus niveles normales. Bueno, normales para estos tiempos complicados que nos toca torear.

También yo he decidido hacer vacaciones en Agosto, incluyendo este blog.

Y no porque no me apetezca escribir. La principal razón es dejar que mi mente descanse. Creo que es necesario y saludable para mi estado mental. Me he auto obligado a no pensar en proyectos, en empresas, en futuros posibles e imposibles, en alternativas, en caminos.

Durante unos días he cerrado los ojos para no ver oportunidades que pongan mi maquinaria mental en marcha y, por lo tanto, envíen al traste mi descanso. Y cuando he sido consciente de alguna, he mirado para otro lado. La verdad es que no está mal eso de relajar la mente.

Uno se sienta en el sofá a perder el tiempo sin,  o casi sin, remordimientos

 O dedica, como yo estos días, las mañanas al ejercicio o a caminar por la ciudad, la playa o la montaña. Me gusta. He descubierto que el andar un par o tres de horas, a parte del ejercicio saludable que representa, se convierte en un momento muy íntimo, en el que solo estás tu y tu camino que, como decía el poeta, se hace al andar.  Estoy seguro que esta práctica, que adopto para todo el año,  me servirá para tomar muchas decisiones de aquí en adelante.

Y en alguno de esos ratos de intimidad se me aparece una pregunta… ¿Hacen vacaciones los emprendedores?

Creo que la persona con inquietud emprendedora no hace nunca vacaciones. No me refiero a vacaciones de forma literal, o sea, viajes, fiesta, playa y diversión, si no a esas vacaciones que he reclamado para mí este año (después de muchos). Quizás podría referirme a vacaciones de inquietud, de esa inquietud emprendedora a la que me he referido antes, y que, a veces, tanto agota.  Ya les digo yo que es difícil, pero si además tienes un proyecto o una empresa en marcha es, prácticamente, imposible.

Por cierto, se han dado cuenta de lo mal visto que está que un emprendedor haga vacaciones el primer año de abrir su negocio. También a mí, a veces, y con según qué emprendedor, o según qué proyecto, me han sorprendido esas vacaciones.

Pero mi conclusión es que cada cual sabe lo suyo, y sabe lo que está dispuesto a arriesgar para que su proyecto prospere y tenga éxito, y sabe, además, el dinero que tiene y que está dispuesto a invertir. Así que si su vecino abre un negocio, y a los tres meses lo cierra por vacaciones, no lo critique, ni piense que es un traficante de sustancias ilegales que usa su comercio como tapadera. Seguramente es que así lo planeó.

Y poco a poco va llegando septiembre, y detrás de él otro año más, otro curso, con sus retos y sus metas, sus oportunidades, sus éxitos y, por supuesto, también, sus fracasos.

Prepárense, no será fácil

jueves, 9 de agosto de 2012

¿Desconectar?


Estás trabajando y te das un golpe. Una pequeña contusión sin importancia que te regala un hermoso cardenal. Seguramente ni te duele, pero el color morado en el lugar donde te golpeaste te recuerda el incidente.
Llegas a tu casa, después de un día de duro trabajo. Te das una ducha rápida y cuando te estás secando vuelves a ver de nuevo tu hermoso cardenal, que, como la flor de la amapola en un campo de trigo,  resalta entre la blancura de tu piel. Al verlo recuerdas el incidente sin importancia que has tenido en el trabajo, acabas de secarte y te olvidas, siempre y cuando nadie te toque ahí.
Después, con ropa cómoda, y, seguramente, rodeado de tu familia, te relajas.

¿Por qué cuento esto?

Oigo, cada vez más, a personas que, dicen, son capaces de desconectarse del trabajo al acabar la jornada. Que, por suerte, dejan todos los problemas que surgen, en su actividad laboral, aparcados en su puesto de trabajo en cuanto finalizan la jornada. Que llegan a casa y se olvidan de lo acontecido durante el día, y que, dicen, no dejan que su vida laboral se mezcle con su vida privada, con su intimidad, con su familia.

No puedo estar más en desacuerdo. Y no solo en desacuerdo, si no que afirmo rotundamente y con la mas absoluta solemnidad que eso es imposible.

¿Por qué es imposible?

La respuesta es muy sencilla. No tenemos un cuerpo para trabajar y otro para la vida privada. Cuando salimos del trabajo podemos colgar el mono de trabajo, pero no podemos colgar un cuerpo y coger otro. Perdone usted la evidencia, pero es que esto que es tan evidente para muchas personas no lo es. Y si no, vuelva a mirarse ese lindo cardenal del que hablaba al principio. Igual que ese cardenal se viene con nosotros a casa, también se vienen las consecuencias de los problemas que hemos tenido. Ojo, no digo que se vengan los problemas, que a veces también, digo que lo que nos llevamos a casa son las consecuencias y las cicatrices que dejan en nuestro cuerpo y en nuestra mente las amarguras, las irritaciones, los nervios, las taquicardias, los cabreos, la ansiedad, etc., que podemos sufrir en una jornada laboral. También de la serenidad, la satisfacción, el orgullo, la sonrisa que nos deja en nuestro cuerpo el éxito y el trabajo bien hecho. Nótese que no hablo de los problemas y de los éxitos en sí, si no de sus consecuencias en nuestro cuerpo.

¿Pero, y al revés? ¿Los problemas de casa nos los llevamos al trabajo?

Sin ninguna duda. Sobre todo porque nuestro cuerpo no sabe si está en el trabajo o en la intimidad de nuestra casa. Y, además, como diría Punset, ni le importa.

Han fracasado infinidad de empresas y proyectos por problemas en casa y han fracaso infinidad de familias y relaciones por problemas en el trabajo.

¿Qué hacer?

Ser conscientes de todo esto. De que es imposible desconectarse de los problemas en el trabajo y en nuestra vida privada.

Además, la pretendida “desconexión” no es la solución a los problemas. O sea, no los soluciona. Y, por lo tanto, esos problemas, por ínfimos que sean, siguen haciendo mella en nuestro cuerpo y en nuestra mente día tras día.

Por lo tanto, póngase manos a la obra, identifíquelos  y acabe con ellos.

Los de casa tienen prioridad, y más si son importantes.



jueves, 2 de agosto de 2012

¿Emprender a los 50?


 Estos días estoy asistiendo a un Taller de Coaching. Aunque es una disciplina que domino bastante, me gusta asistir como observador para seguir  aprendiendo y ver a otros profesionales en acción.

No me sorprende ver que la mayoría de asistentes son personas más o menos de mi edad, o sea, rondando el medio siglo de vida, o un poco más, como es mi caso. Para mí está claro que las personas que asisten a un taller como este, lo hacen porque tienen alguna preocupación. Aunque tal y cómo está todo, seguro que las preocupaciones son muchas.

Varios de los asistentes, de mi generación, están en el curso porque  se han quedado sin trabajo. Dicen que confían en encontrar pronto algo ya que, creen, que las empresas que buscan candidatos sabrán apreciar su amplia experiencia. Compruebo, además, que la mayoría de la gente de mi edad que es nueva en esto del paro piensa de forma similar.

¿Son unos ilusos?

Bueno, primero creo que son gente con esperanza, acostumbrados durante casi toda una vida a trabajar duro. Durante toda una vida  han acumulado esa experiencia que están seguros les servirá de arma contra el desequilibrio general que representa el quedarse sin trabajo. Esa experiencia es la que les genera esa esperanza.

Entonces les explico el experimento que llevo tiempo haciendo.

Tengo varios perfiles en buscadores de trabajo. Con ellos me doy de alta en ofertas de empleo de varios sectores, sobre todo el comercial, modificando el currículum para adecuarlo, más o menos, a las ofertas que van saliendo. Lo único que no modifico es la edad, pero dependiendo del trabajo, pongo unos estudios u otros. Lo mismo hago con la experiencia laboral. Incluso en alguna carta de presentación he puesto que estoy dispuesto a trabajar gratis uno, dos o tres meses. Y no tengo en cuenta el tipo de relación laboral que se propone. O sea, acepto relación laboral, comercial, autónomo dependiente, etc. En resumen, candidato ideal, con amplia experiencia, y con cincuenta años de edad.

¿Resultado del experimento?, una entrevista para ser comercial después de casi mil trescientos curriculums enviados. Por cierto, fui a la entrevista y no me ofrecieron el trabajo.

En resumen, las cincuentonas y los cincuentones lo tenemos claro. Cuando explico esto a cualquier persona de esa edad que busca trabajo, el desanimo fluye por su cuerpo. Y entonces dicen que si fueran más jóvenes montarían algún tipo de negocio, pero que son mayores para eso.

Yo a eso le llamo el síndrome de la edad equivocada. Que el mercado laboral no nos quiera, no quiere decir que, de pronto, no sirvamos para nada. Lo único que quiere decir es que los criterios de contratación de las empresas tienen más en cuenta la edad, que la experiencia. Por lo tanto sólo nos queda una vía. Emprender.

¿Emprender a los 50?. Claro, ¿dónde está el problema?, tienes la necesidad, la experiencia, seguramente los contactos necesarios, también el saber hacer y el saber estar, la serenidad suficiente para soportar los reveses (seguro que a estas alturas la vida nos ha dado uno cuantos), un sentido común a prueba de bombas, quizás hasta un poco de dinerito, probablemente menos responsabilidades urgentes que hace unos años y, por tanto, menos necesidad de dinero, y, total,  vaya como vaya el negocio, dentro de un ámbito de normalidad, en unos pocos años, en los que hay que resistir como sea,  nos jubilamos y que trabaje rita.

Amiga, amigo, si rondas los cincuenta, no te autodeseches, piensa en qué oferta eres para el mercado, y adelante!!

miércoles, 25 de julio de 2012

Ideas y Foros


En la última entrada comenté el tema de la emigración, latente en varios foros en los que participo. En esos mismos foros, hay otro tema que me llama mucho la atención.

Hay mucha gente que solicita ideas para montar algún negocio. La cosa está bien, porque se piden ideas, y, a la vez que estas, aparecen de inmediato experiencias directamente relacionadas con las propuestas. Digo que está bien, al menos a mí me lo parece, porque las ideas son evaluadas de inmediato. Además, aparecen foreros que cuentan su experiencia en el negocio que se propone.

Por supuesto, y cómo siempre pasa, hay más comentarios de gente que fracasó, o que no cumplió las expectativas esperadas, que comentarios de gente a las que les va bien.

Eso forma parte del estilo de nuestra comunidad. Casi siempre preferimos buscar las pegas, o, al menos, sacar la parte negativa a las propuestas e ideas de los demás, aunque no tengamos ni idea de lo que es, y, sobretodo, si hemos fracasado en ese mismo negocio, deseando que otro no pueda triunfar en él, y escondiendo los motivos del fracaso, que pueden ser muchos y variados, y, por supuesto, valiosos para quien está dispuesto a intentarlo.

Lo que me más me gusta de todo esto es que, ante la crisis galopante y las malas perspectivas para encontrar trabajo, la gente se mueve, y está dispuesta a arriesgarse y montar algún negocio para ganarse las garrofas. Eso es bueno.

Hay negocios que son un éxito para unos, y un fracaso para otros. Puedo decirlo de otra forma. Hay negocios que funcionan con unas personas, y con otras no. ¿Curioso?, no, normal. No todos somos iguales, afortunadamente, ni tenemos la misma educación, ni nos movemos en los mismos entornos, y por lo tanto la visión  para los negocios es diferente. También el punto de “rendición”. Se dice que “fracasas cuando te rindes”. Es cierto.

Volviendo a los foros, es evidente que ante una idea de negocio, por modesta que sea, son un medio muy interesante para hacer una primera aproximación a su viabilidad. Vale la pena exponerla y leer los comentarios de la gente. Seguro que habrá más de uno que se convertirá en una referencia importante para tomar la decisión de tirar adelante, o no, nuestra idea. Además, nos ayudará a reducir el riesgo de fracaso. 

miércoles, 18 de julio de 2012

Emigrar


Hace tiempo que veo en las noticias que los españoles están emigrando. Sobre todo la gente de entre 20 y 40 años (leo hoy).

También en algunos foros en los que participo, más como observador que otra cosa,  la gente joven sólo hace que hablar de “pirarse”. Algunos de los que ya están fuera son interrogados de forma exhaustiva sobre el devenir de su aventura, sobretodo, laboral. Por lo que explican, son gente muy preparada,  que habla algún idioma, y muchos, del sector de la hostelería. Sobre todo los que están ganándose las habichuelas por Asia.

Todos los que ya están fuera son inquisidoramente preguntados para saber de primera mano las posibilidades de los países de destino, o, mejor, qué país es el más adecuado para emigrar según la profesión o estudios de cada cual.

No me extraña.

La situación aquí pinta bastante negra. El gobierno, con la subida de impuestos y demás medidas no está poniendo las cosas fáciles ni a los empresarios, ni a los emprendedores, ni a la gente que necesita trabajo, que es mucha. Está claro que, como dice un amigo mío, después de la tormenta siempre viene la calma. Pero esta tormenta es, no cabe la menor duda, a largo plazo. Y la gente tiene derecho a emprender las acciones que crea oportunas para ganarse la vida, y labrarse un futuro, por lo que busca entornos más propicios.

Lo de emigrar para el español no es nuevo, como todo el mundo sabe. Y han sido varias las épocas en las que nos tocó buscar y descubrir nuevos mundos. Las situaciones de cada uno de esos momentos fueron provocadas por diversas y diferentes causas, pero la motivación de la gente para emigrar siempre fue, y sigue siendo, la misma. El derecho a una vida mejor. Es universal. Por lo tanto, todos los pueblos emigran por la misma razón. Los españoles también.

No quiero entrar en si la emigración es buena o mala para un país. Pero tengo claro que la persona que emigra de cualquier país del mundo a otro país que no es el suyo, sean en las circunstancias que sean, es un verdadero emprendedor. Un emprendedor valioso.

También lo es la gente que arriesga su vida en una patera, en los bajos de un camión, o que duerme en un parque a la caza de una oportunidad para prosperar. Para ellos pido respeto. El mismo respeto que espero que encuentren nuestros jóvenes allá dónde los lleve el destino.   

lunes, 9 de julio de 2012

EBAY


Soy usuario de eBay. Principalmente como comprador. No soy un tremendo comprador, pero voy haciendo. Es una plataforma a la que acudo ante la oportunidad que me brinda de comprar en, prácticamente, todo el mundo.

Una de mis últimas compras ha sido un recambio para el coche, que encontré en Tailandia a menos de la mitad de precio que aquí. También he comprado un walkie talkie en Hong Kong, ha precio irrisorio, aún pagando las tasas de aduanas, y de calidad razonable.

Mi hermano mayor, cuyo hobbie es reconstruir coches históricos, también hace uso de eBay de forma habitual, comprando recambio nuevo o usado por toda Europa, principalmente en el Reino Unido. Y de forma totalmente satisfactoria como yo.

La plataforma funciona, por lo menos basándome en mi experiencia.

Creo que una de las razones por la que funciona bien es el hecho de que, tanto vendedor como comprador, se califican el uno al otro una vez finalizada la transacción. Tremendo acierto.

Cuando he comprado algún artículo, compruebo, con satisfacción, cómo en el primer mensaje del vendedor, aparece un párrafo en el que dice que quiere ser calificado con cinco estrellas (el modo de calificar en la página va de una a cinco), y que si a la recepción del producto hay algún problema, que contacte con él antes de calificar  de forma negativa la transacción. Por supuesto, esto se hace para que la reputación del vendedor sea positiva, que es la única manera de vender mucho y bien en un entorno muy competitivo. Por lo tanto, cómo siempre, la confianza a la hora de la compra y la venta se basa en la reputación de los intervinientes. Como comprador me interesa tener buena reputación (pago rápido, comunicación, etc.) para que me vendan, y como vendedor me interesa tener la mejor reputación (comunicación, producto, envío, etc.) para generar confianza y que la gente me compre.

Pero ¿este sistema se la inventado eBay? No, este sistema es el que funciona desde tiempos inmemoriales, desde que existe el comercio.

Como compradores y vendedores que somos, siempre evaluamos las transacciones que hacemos. El resultado de esas evaluaciones nos genera confianza en caso positivo y desconfianza en caso negativo. O sea, según cómo resulten seguimos comprando (o vendiendo).

Con todo esto quiero decir que las evaluaciones públicas que vemos en eBay, y que nos generan la confianza suficiente para comprar, o la desconfianza para descartar a ese vendedor, es una práctica que hacemos siempre. La diferencia es que como son tan evidentes, el vendedor en eBay está dispuesto a solucionar lo que sea con tal de que su reputación no sea negativa.

¿Por qué no hacemos lo mismo en los negocios de la calle? ¿Por qué, sabiendo que nuestra reputación es la que nos hace vender, no estamos dispuestos a solucionar los problemas que surgen día a día? ¿Es porque la reputación en los negocios no virtuales no es pública? ¿Por qué no entablamos relaciones sinceras con los clientes? ¿Por qué se vende gato por liebre?

martes, 26 de junio de 2012

El Bocadillo de Jamón


Le invito a que haga la prueba. Reúna a su gente, al equipo de su empresa, el equipo con el que quiere desarrollar su proyecto, etc. Pídale a cada miembro que, en una hoja y en secreto, describa su bocadillo de jamón ideal. Cuando acaben de escribirlo, pida que compartan en voz alta ese bocadillo ideal que han escrito.

Estoy seguro que serán muy pocos los que coincidirán en la descripción. Serán parecidas, unas más que otras, pero es raro que todo el mundo describa el mismo bocata.

O sea que, como habrá podido comprobar, cuando pensamos en un simple  bocadillo de jamón, no todos pensamos en lo mismo.  

En los proyectos y en las empresas pasa exactamente eso. Y lo digo por propia experiencia.
He estado en reuniones a las que la gente de una misma empresa, o de un mismo proyecto, llegaban con metas y objetivos distintos. Cuando lo he detectado, les he dado el mejor consejo que, creo, les podía dar, “aclárense entre ustedes y volvemos a hablar”.

Es imprescindible concretar y delimitar claramente los hitos, las metas y los objetivos. Los medios y los recursos, también las estrategias. Todo el mundo debe de hablar el mismo “idioma”, ejercer las mismas prácticas y entrenarlas. Y pensar en un solo tipo de bocadillo de jamón. O, cómo mínimo, pensar en el tipo de bocadillo que le gusta al equipo, el gusto colectivo, dejando la individualidad para otros menesteres. El equipo debe de adoptar las medidas necesarias para que todas las personas que lo integran unifiquen los criterios en todos los aspectos

Parece baladí decir esto, o hasta demasiado evidente. Pero es un problema real que hace que muchos proyectos se tambaleen.

Cuando ponga en marcha un proyecto en el que participa más gente, asegúrese de que todos hablan el mismo “idioma”. Y me refiero, entre otras cosas, a que todo el mundo conoce y entiende las promesas del proyecto, las condiciones de satisfacción del mismo, quién es el cliente y por qué.

lunes, 18 de junio de 2012

El timo de siempre


Los que me conocen ya saben de mi crítica continua y directa a los servicios institucionales de acompañamiento a emprendedores, de “generación” de conciencia emprendedora, y demás tinglados que se arman alrededor de todo esto. 

Y no viene de ahora. Hace unos años, siendo usuario de Barcelona Activa, (el servicio de promoción de emprendedores del ayuntamiento de Barcelona), ya me enfrentaba, junto con otros compañeros, a las autoridades del momento reclamando servicios sinceros, y de verdad. Digo sinceros, porque entonces, como ahora, no lo son. En realidad, y bajo mi humilde punto de vista, lo que se prioriza es la foto del político de turno, y el aprovechamiento de fondos europeos, o de otra índole, para que la foto sea lo más grande y preciosa posible.

Cuento todo esto porque acudí, acompañado por una persona con ganas de iniciar un proyecto,  al “BizBarcelona 2012, Soluciones para empresarios y emprendedores”, autodefinido como el salón del “asesoramiento, networking y financiación para impulsar tu empresa, negocio o proyecto empresarial”.

A parte de acompañar a esa persona, mi interés personal radicaba en poder hablar con algún inversor interesado en el sector industrial, en el que tengo un proyecto pendiente de parte de su financiación.

¿Y qué nos encontramos?

Lo primero, a los políticos, con bocas llenas de palabras rebosantes de  marketing (político, por supuesto), haciéndose miles de fotos, seguidos por una nube de periodistas y acólitos.

Lo segundo, un salón que parecía el salón de la franquicia (igual lo era), dónde las diferentes firmas ofrecían su producto.

Lo tercero, los stands de la instituciones públicas, locales y autonómicas, dónde no se ofrecía nada. Y digo nada porque lo que ofrecen está vacío de realidad. “Le ayudamos a hacer el plan de negocio”, decían, “y después a conseguir financiación de los bancos”, con la que está cayendo…

Lo cuarto, y más sorprendente, vino cuando me dirigí a la zona dónde estaban, supongo, los inversores. Al dirigirme al mostrador pregunto a la amable señorita “Tengo un proyecto industrial y quiero hablar con algún inversor que invierta en ese sector”. La amable señorita consulta unos horarios y me dice “de 13h a 14h estarán los inversores interesados en el sector industrial”, a lo que yo contesto “perfecto! Dónde me apunto?”, entonces la amable señorita me dice que para apuntarme debo de pagar CIENTO CINCUENTA EUROS. Esa cantidad me daba derecho a hablar con un inversor cinco minutos, explicarle el proyecto y ver si le puede interesar. Por supuesto, rechacé la oferta sabiendo que siempre he hablado con inversores, en su despacho, o en el mío, sin tener que pagar semejante peaje.

Por último, lo que me encontré fue mucha gente que, una vez comprobada la calidad del salón, se desilusionaba, se desconcertaba y se iba.

Cuando nos íbamos, mi acompañante me dijo “tengo la sensación que el interés real no son los emprendedores, si no el negocio que se genera a su alrededor”

Cuanta razón, pensé…..

lunes, 11 de junio de 2012

¿Es usted el que ayuda a los emprendedores?

-Hola buenas, ¿es usted el que ayuda a los emprendedores?
-Si señor, yo mismo
-Estoy pensando en montar ……..
-Ah!, ha venido usted al sitio adecuado. Le ayudaré en su “Business plan”, o con un “Funnel”,  le haré un poco de  “coaching”. Trabajaremos  el “coworking”,  el “dafo” y  el “fifo”,  el “branding” y  el “cobranding”,  el “naming”, el “downsizing”, el “clouding”, sin olvidarnos del “marketing”,
-Oiga, pero es que
-No se preocupe!! Definiremos su “Business missión”, su “breakpoint”, su “target” y su “time to market”…
-Ya pero es que……
-Tranquilo, tranquilo!, la cuestión es que esté definido el “MVP”, y sólo avanzaremos en su proyecto cuando esté identificado el “IPO”
-Vale, vale pero………
-Nada!! Es tan sencillo cómo se lo explico! Investigaremos  el “target market” de su “start-up”, y si no tiene dinero, buscaremos “Seed capital” a través de un “Business Angel” que crea en su idea y a trabajar!. Y si no… tiraremos de “crowdfunding”
-Todo eso está muy bien pero yo….
-Hombre!, es que hay muchos más aspectos en los que hemos de trabajar. Le haremos un “speech” para que sea usted un estupendo “CEO” Es fundamental que usted no se convierta en un “EIH” por el bien de su negocio. Además de empezar a crear su “Personal branding”
-Bueno….
-No se preocupe, le daré una matriz “Canvas” y todo lo tendrá más claro. Y recuerde que con el personal debe de aplicar el “empowerment”. No olvide tampoco el “gaming” ni el “engagement”
-Claro, claro…pero.. aún no le he dicho mi idea!!
-No importa!!, a todo el mundo le doy los mismos buenos consejos!!

En casa

-Hola cariño, ¿cómo te ha ido con el asesor de emprendedores?
-Pues no lo sé…
-¿Cómo que no lo sabes?, ¿Es que no hablaste con él?
-Si…, bueno…la verdad es que sólo habló él…….
-¿Y qué le pareció tu idea?
-No sé!, no se la pude contar!!
-¿Cómo?.... entonces….¿No has podido llegar a ninguna conclusión?
-En cuanto a mi idea, a ninguna. Pero en cuanto al asesor si que he llegado a una muy clara……
-Cariño……. ¿Y cual es?
- Que en esto del asesoramiento a  emprendedores hay mucho exhibicionista!!!

(Moraleja: Para no fracasar, ¡vigila en manos de quién te pones! …)

lunes, 4 de junio de 2012

Mi experiencia con Facebook



Ha sido mucho lo que se ha hablado de esta red social en los últimos días por su salida a bolsa. De hecho, acabo de comprobar la evolución de su cotización  y no ha hecho más que perder. También he leído bastantes artículos relacionados con los supuestos tejemanejes  en la información facilitada para su incorporación al mercado bursátil, que, al parecer, han acabado en demandas.

De la evolución de la cotización más vale no hablar, ya que en los tiempos en que estamos, no me sirve ninguna explicación normal y las razones pueden ser complicadísimas o sencillamente sencillas. Y de los tejemanejes tampoco, ya que a saber qué intereses, qué realidades y qué emociones hay detrás de los mismos, y detrás de las demandas que se han interpuesto.
 
Pero de lo que si puedo hablar es de mi experiencia en Facebook.

Cómo usuario personal me parece fantástica. Me he reencontrado amigos a los que hacía una vida que no veía. Estoy informado de lo que pasa en mi entorno emocional y en contacto con él. Y me llegan noticias que de otro modo no conocería. En fin, nada que no sepa todo el mundo que sea mínimamente usuario de todo esto.

Lo que me parece interesante contar en mi experiencia a nivel empresa.

En el penúltimo proyecto en el que he estado trabajando decidí abrir un grupo en Facebook,  para informar de lo que hacíamos, de nuevos productos, de actividades y demás. Instauré, además, un concurso mensual entre los seguidores del grupo (unos mil doscientos). El concurso consistía en responder una pregunta muy sencilla relacionada con nuestra empresa o nuestro mercado. Entre los acertantes se sorteaba un lote de productos que se remitía al domicilio del ganador. Comento lo del concurso porque era la actividad en la que más gente participaba. Entre treinta y cuarenta personas.

Después de casi dos años de actualizar el grupo, de organizar el concurso mensual, de informar de todo (teníamos una agencia de comunicación que se encargaba), de incluir  el enlace a nuestro grupo en la página Web, y en toda la publicidad, entrevistas y demás apariciones en prensa,  la realidad es que lo que conseguimos con el grupo no fue tener clientes, si no seguidores que eran meramente curiosos, y que participaban sólo de lo que era totalmente gratuito.

No crecimos en número de clientes, no crecimos en número de ventas, ni en el importe medio por venta.

Tampoco nos sirvió para recoger quejas, o propuestas de mejora ya que todo el mundo actuaba como una chupipandi de amigos, los cuales se hartaban de decirnos lo buenos que éramos y lo bien que lo hacíamos. Ni una queja, repito, en casi dos años

No hubo retorno de la inversión en Facebook, ni por negocio, ni por información valiosa.

En definitiva, nos sirvió para hacer amigos, pero no para hacer clientes. 

Aunque supongo que, a través de algún amigo habrá aparecido, con el tiempo, algún cliente. Eso ahora lo desconozco porque ya no estoy trabajando en la empresa.

miércoles, 30 de mayo de 2012

Intuición y Autoempleo


Que el trabajar en la misma empresa toda la vida es algo que hace años desapareció, es evidente. Que lo que tiene futuro es el autoempleo, como dicen algunos, también. Aunque yo diría que el autoempleo siempre ha tenido futuro.

Hemos pasado de buscar y encontrar un empleo para toda la vida, a pasarnos toda la vida buscando un empleo que, además, no siempre encontramos.
De renunciar a una vida mejor a cambio de la seguridad y la rutina, a vivir en la inseguridad y trabajando de lo que salga, lejos de rutina alguna.
Y, en consecuencia, a mirarnos el autoempleo cómo una forma de vida factible, y a veces inevitable. Eso sí, sin perder la esperanza de encontrar un puesto de trabajo estable que nos devuelva la seguridad y la rutina perdidas. Somos así. Y. como siempre digo, es lícito, y no criticable.

Fuente: Freepik
Creo que cuando las naves se hunden es cuando la gente ve el trabajar para uno mismo como una opción verdadera, que está ahí, y, que además, nadie te impide (con el miedo que eso da).

Hablo últimamente con muchas personas que están en esa tesitura. Que están con un mar de dudas, con miedo, y, también con necesidad. Y veo, con cierta admiración y preocupación a la vez, como a mi alrededor, dónde vivo, dónde viajo, se abren y cierran negocios continuamente. Desde luego, el autoempleo está en plena ebullición. No queda otra. Pero veo también que muchos de los nuevos negocios duran poco, o muy poco.

Cuando veo  cerrado un negocio cuya vida ha sido breve, pienso en el emprendedor, en el tiempo que ha dedicado, en el dinero que habrá perdido, en su desilusión, y en el mal momento que debe de estar pasando.
Hablo con algunos y detecto que el principal motivo por el que pusieron su negocio en marcha fue la mera intuición. “Voy a montar un negocio que seguro que funciona”. Intuición y nada más.

La intuición pura ya no sirve. Los  tiempos de fiarse sólo de la intuición también pasaron a mejor vida. La intuición se ha convertido en el paso previo para iniciar una investigación, lo más exhaustiva posible, que nos confirme la viabilidad de esa idea que intuimos buena.
.
Si usted está pensando en montar un negocio equis simplemente porque su intuición le dice que seguro  que funcionará, no lo haga. Y si la idea no está en el mercado menos. (Recuerde que la dos principales razones por la que una idea no está en el mercado son el que no se le ha ocurrido a nadie, o que la idea ha sido probada y no funciona).

Arme un plan, por pequeño que sea el negocio. Olvídese de la intuición e investigue su idea. Ya sé que con un buen marketing se venden neveras en el polo norte y estufas en el desierto. Pero no es su caso. Usted no busca abrir un mercado, y mucho menos crearlo o inventarlo. Usted busca autoemplearse.

lunes, 21 de mayo de 2012

La Pollería



Hace ya algún tiempo, decidí instaurar un peculiar ejercicio de búsqueda de financiación para los participantes que tienen a bien formar parte de los diversos talleres para emprendedores que imparto.

El ejercicio en cuestión es sencillo. Se trata de entrar en una pollería, o cualquier otro tipo de comercio, con el que no tengas relación alguna, explicar tu proyecto e intentar que el amigo pollero (verdulero, camarero, cocinero, etc.) invierta en él.

Ese ejercicio lo implanté para que las personas que quieren poner en marcha una empresa, se den cuenta de que existen muchísimas posibilidades de encontrar financiación al margen de los bancos, y de los conocidos. Y sobre todo para romperles el sentido común en ese aspecto.

La verdad es que la visita a la pollería genera cierta inquietud entre los asistentes al curso. Incluso hay quién deserta del mismo para no hacerlo. Otros lo ven como algo descabellado. ¿Por qué un pollero invertirá en un negocio que no tiene nada que ver con el suyo?, esta es la pregunta recurrente de muchos. ¿Por qué la gente invierte en acciones de Repsol o de Endesa si no tiene ni idea del negocio del petróleo o las eléctricas? Respondo yo casi siempre.

El día de taller en el que deben de reportar los resultados de las visitas a la pollería, son días muy interesantes. Recuerdo especialmente a una persona que al solicitarle el reporte, dijo que no había tenido tiempo de hacer el ejercicio. Yo le solicité una disculpa pública, ante los demás participantes del curso, por no haberlo hecho (no hacemos tareas, cumplimos promesas), y al parecer, pedir disculpas no entraba en sus planes ya que se levantó, y como si de un miura se tratara, salió a la calle, y por una de las ventanas, comprobé que entraba en una tintorería cercana. Al volver nos dijo que el dueño de la tintorería le escuchó, y quedaron para seguir hablando, aunque finalmente no invirtió en aquella idea.

También se ha dado el caso de personas a las que el “pollero” de turno ha hecho salir inmediatamente del establecimiento diciéndole que  estaba loca.

Pero hay casos de éxito, cómo el de un verdulero dispuesto a invertir en una empresa turística, o la de un carnicero que ha invertido en una empresa de mudanzas, y así varios casos más.

Aunque al principio  pensé olvidarme del ejercicio visto el grado de deserciones que el mismo generaba, la verdad es que la cosa funciona. La misión del mismo, a parte de lo mencionado antes, obliga al futuro emprendedor a hacer una serie de cosas que jamás haría en circunstancias normales. Le obliga a pelearse con la resistencia de su cuerpo a hacer algo así, y, por lo tanto, a entrenarlo para situaciones fuera de su sentido común. Situaciones que, en la puesta en marcha y desarrollo de un proyecto, aparecen continuamente.


lunes, 14 de mayo de 2012

The Chorizo Way


¿Estás fracasando en tu búsqueda de empleo?, ¿Te estás dando por vencido?, ¿Empiezas a pensar que no hay futuro para ti?

Déjame que te explique algo que le he dicho a bastante gente. Es el camino del chorizo.

Habla con tu abuela. Pregúntale como hacía el chorizo del pueblo. Toma buena nota de la receta y de cómo se elabora.

Haz 10 kilos de ese estupendo chorizo. Sal a venderlo. Pon empeño y no vuelvas a tu casa hasta que hayas colocado esos 10 kilos. Y no me digas que no te gusta vender, porque siempre lo has hecho. Cuando convenciste a tu novia estabas vendiendo. En la entrevista de trabajo estabas vendiendo. Tus amigos te adoran porque te has vendido perfectamente. Así que si que sabes vender, no te engañes.

Por supuesto, piensa en la historia que contarás para venderlo.

 No olvides tampoco mirar el precio en el mercado del chorizo de similares características.

Si puedes ponerle una etiqueta que sea bonita también te ayudará. “Chorizo de mi pueblo” “Chorizo de mi abuela” “Chorizo de………(pon el nombre de tu pueblo o del de tu abuela)” puede estar bien.

La siguiente semana elabora 30 kilos de chorizo. Sal a venderlo y, de nuevo, no vuelvas a tu casa hasta que lo hayas vendido. Debes de ser capaz de venderlo. Si sigues esta práctica no deberás tardar en tener que elaborar doscientos o trescientos kilos, quizás seiscientos, que por supuesto saldrás a vender “por narices”.

Si haces esto, además de hacer chorizo, estarás armando y construyendo un futuro para ti y los tuyos. Con mucho esfuerzo (algo más que trabajando en una empresa) y con altas dosis de empeño, perseverancia, habilidad, etc. También algo de desencanto y amargura en los momentos difíciles, pero esto forma parte del trabajo, por lo que asúmelo y cuando te desesperes piensa que es normal y sigue para adelante.

Como decía, estás haciendo chorizo y construyendo tu futuro. Ojo al dato, tu futuro depende de ti, tenlo en cuenta. Bueno, tampoco es mucho mérito ya que el futuro siempre depende de uno mismo. La manera de gestionarlo también depende de ti. Puedes hacer chorizo y venderlo, o vender el chorizo de otro. Por supuesto, la opción de ceder tu independencia durante lo que dure una jornada laboral elaborando chorizo para otros también es una elección.

Si las cosas te van mal, piensa seriamente en la alternativa del chorizo.

jueves, 10 de mayo de 2012

¿Las cosas por su nombre?


Conoces a alguien. Te dice que se dedica a “la venta de pañuelos desechables en semáforos”.

Casi seguro que, además de sorprendido, te separas un poco de él, le dices lo encantado que estás de conocerlo y pies para que os quiero

Nadie quiere trabajar con un pobre.

A pesar de que el buen señor es todo un emprendedor. Pocos de nosotros nos atreveríamos a hacer lo que él hace para ganarse la vida. Tampoco nos atreveríamos a aconsejar a otros que lo hicieran. 
¿Las cosas por su nombre?
Por lo tanto, el buen hombre cumple con varios de los requisitos que se esperan de todo emprendedor. Principalmente que rompe el sentido común, es innovador, no tiene demasiada competencia y tiene miles de potenciales clientes. Me recuerda a los ciudadanos chinos que venden paraguas los días de lluvia a las puertas del metro, del cine, teatro, etc.

Bueno, a lo que íbamos. El hombre nos dice lo que hace y automáticamente despreciamos su valía, nos rebozamos de perjuicios y nos alejamos de él, olvidándolo casi al instante
.
Conoces a otro alguien. Te dice que se dedica a “la distribución de derivados de la celulosa en intersecciones urbanas reguladas por dispositivos electrónicos”. 

Qué interesante, piensas. Entablas conversación, te interesas por su trabajo,  por cómo es su modelo de gestión, por las oportunidades que puede haber en ese mercado. Lo agregas en el facebook, le pasas tu tarjeta electrónica, y escribes en tu blog sobre el interesante tipo que conociste ayer. Quizás hasta lo invites un día a algún coloquio, o a dar una charla.

El primer alguien vende pañuelos en los semáforos. El segundo también. El primero llama a las cosas por su nombre. El segundo llama a las cosas por el nombre que tú quieres oír, bien aderezado y condimentado. El primero es pobre, y no quieres trabajar con él. El segundo también es pobre, pero con ese si trabajarás. Porque no te lo parece.

Es curioso, pero es así


Apliquen el cuento a sus proyectos.

viernes, 4 de mayo de 2012

Este mundo no existe


Me pasa mi hija este enlace a una entrevista en La Vanguardia


Lo hace por que sabe la infinidad de veces que he dicho, a ella y a toda la gente con la que he colaborado de la forma que fuere,  la frase “Este mundo no existe, sólo está en tu cabeza”
Creo fervientemente de que es así. El mundo en el que nos movemos sólo está en nuestra cabeza. Lo hemos construido, y lo vamos construyendo en base a la historia y la educación recibida, a las normas de conducta que nos han inculcado, y que aceptamos sin, o casi, sin rechistar.  Esos parámetros, todos transmitidos a través del lenguaje,  configuran nuestro mundo particular y/o colectivo.

Así es en nuestra vida, y así es en el mundo de los negocios, y, en consecuencia, en el mundo del emprendedor

Por lo tanto, y a sabiendas de lo comentado, la primera conclusión a la que podemos llegar es que este mundo lo podemos cambiar, o modelar según las necesidades o las inquietudes, actuales o futuras, que podamos tener cada uno de nosotros.

Otra conclusión a la que podemos llegar es que como el mundo es maleable, nosotros somos los rígidos de esta historia. Somos nosotros los que ponemos los límites. Y puedo asegurar que traspasarlos no comporta castigo divino alguno.

Si dejamos la rigidez de nuestro comportamiento de lado, nuestro mundo se transforma. Se hace  más amplio, más cómodo, y aparecen  ante nosotros muchas más oportunidades de toda índole.

Cómo decía Hernán Guerrero, un magnífico entrenador en cuyas manos tuve la suerte de caer hace ya algunos años, el emprendedor es una persona que rompe el sentido común. Por lo tanto, es una persona que reconfigura su mundo, y lo hace, la mayoría de las veces, tomando decisiones de la nada.

¿Dónde está el límite?  En la moral, la ética y el respeto a los demás. En todo lo otro, tenemos manga ancha


miércoles, 25 de abril de 2012

Incertidumbre




A pesar de la corriente actual, dónde afloran expertos y consejeros de emprendedores por cualquier esquina, que se empeñan en hablar de proyectos, de innovación, de emprender en diversos ámbitos, sobre todo en el  de las nuevas tecnologías, etc., me produce cierto asombro que nadie hable de la persona.

La persona es lo inmediatamente anterior a cualquier idea, proyecto, necesidad o inquietud. Por eso yo sigo insistiendo en ese punto, nada importante para algunos.

Hay un aspecto que toda persona que esté pensando en emprender debe de tener claro. Y es su capacidad de soportar la incertidumbre.
 
Querido amigo, si cree que no será capaz de vivir con la duda, la inseguridad, la perplejidad, que todo proyecto, sea el que sea,  trae consigo, le recomiendo que se lo piense y muy bien.

Recuerde que un emprendedor es una persona que debe de tomar decisiones de la nada, a centenares, y cada día.

Recuerde que con el primer día de cada mes, todo vuelve a empezar. Las ventas están a cero y no tendrá absolutamente nada seguro (sobre todo en un proyecto novato o a medio madurar). Los esfuerzos de ayer ya no sirven y debe de iniciar cada día con verdadero ánimo resolutivo.

¿Es usted capaz de eso? La respuesta normal es la negativa. Y eso no quiere decir que sea un inútil ni nada que se le parezca. No todo el mundo es un emprendedor.  Lo único que quiere decir es que usted forma parte de la mentalidad mayoritaria de este país.
Los españoles queremos trabajar para otros, eso es evidente e indiscutible. Además, cada uno de nosotros tiene mil respuestas para justificar eso, y nos resignamos a vivir con lo que nos paguen. Repito, esto es normal, en esa actitud no hay  nada criticable.

Pero si usted cree que puede vivir con la incertidumbre, o que puede llegar a vivir con ella, entonces le recomiendo que adopte prácticas para minimizarla y convertirla en una compañera natural de viaje.

Empiece por tener un buen plan, y sígalo a pie de la letra. Entrénese con practicas para educar a su cuerpo en su nueva actividad, cómo el conocimiento de los estados de ánimo y el auto control de los mismos.  Fomente en su entorno redes de apoyo emocional.  Y, sobre todo, sea flexible.

jueves, 19 de abril de 2012


FUNCIONARIOS Y EMPRENDEDORES



Que los servicios de acompañamiento a emprendedores, de las administraciones públicas, cumplen una importante función es evidente e indiscutible, al menos para mí.
Creo que la principal función  que ejercen es la de “antena” para aquellas personas con -inquietud o necesidad de emprender y que no saben por dónde empezar.

-Tengo una idea, ¿Qué hago?, Pues me voy al Ayuntamiento para que me aconsejen….

Y vas al Ayuntamiento y te aconsejan, muchas veces con unas bocas grandísimas. Y tú, te ilusionas, les haces caso, te la juegas y te lanzas al ruedo. Incluso puede que te acepten en uno de sus viveros y, a un alquiler a precio de mercado, pero con la posibilidad de contratar un espacio minúsculo, así pagas muy poco, puedas montarte un despachito en un vivero municipal, la mar de mono y equipado con la más ultimísima tecnología de toda índole. Podrás contratar salas de reuniones, salas de conferencias, tendrás quién atienda las llamadas que te lleguen si no estás, y una recepción que atenderá las posibles visitas. Una maravilla oiga. Pero las cosas empiezan a ir mal y todo el mundo se hace el loco. Los que tanta teoría te han inculcado, a la hora de la verdad se van de rositas, y ¡ya te espabilarás!

Lo cierto es que los viveros cumplen su función de antena. Pero no son más que un negocio inmobiliario que, además, permite a los políticos de turno hablar de emprendedores, de que reciben muchísimos proyectos y que los acompañan a centenares.
Lo que no cuentan es que el índice de mortalidad de los proyectos que acompañan es altísimo. Eso no interesa decirlo. Y cómo los proyectos en espera para entrar en viveros (y así tenerlos siempre llenos)  son muchos, casi ni se nota.

¿Cuál es el problema? Estoy seguro de que problemas hay muchos. Pero creo que el principal, o al menos uno de los más importantes, es que, normalmente, los servicios de acompañamiento y los viveros para emprendedores, están gestionados, y asesorados, por funcionarios, personal laboral, y técnicos recién licenciados que saben que sólo estarán un corto período de tiempo contratados, y emprendedores teóricos (de los que tenemos pendiente hablar, lo sé)

Y, para mí, el funcionario es el antagonista del emprendedor.

Os recuerdo que uno de los mayores problemas que solemos encontrarnos los emprendedores es que nadie, en nuestras redes de contacto, nos entiende, a no ser que sea otra persona como nosotros. O sea, con ilusión, pasión, tenacidad, esfuerzo, creatividad, por su proyecto. ¿O es que alguien entiende que trabajemos 15 horas seguidas?,  ¿que mimemos extremadamente a los clientes?, ¿que nos juguemos todo lo que tenemos por ese proyecto que es como un hijo para nosotros?, ¿que en vez de ver la película después de cenar, nos pongamos a trabajar? Etc., etc., etc.

Entonces….¿Cómo nos va a entender un funcionario? ¿Cómo nos va ayudar alguien que no ha tenido (ni quiere) una empresa en toda su vida?, ¿Con qué pasión nos ayudará un técnico que sabe que no le renovarán el contrato?, y aunque ponga toda la pasión ¿Qué bagaje tiene para aconsejarnos de cómo afrontar las dificultades reales que aparecen en los proyectos al margen de la teórica?


Por lo tanto, si buscamos ayuda que sea  en asociaciones privadas de emprendedores, y de empresarios. También podemos hablar con gente que tenga empresa, de cualquier envergadura, seguro que  sus consejos serán muy valiosos y basados en la experiencia real. Además podemos buscar consultores seniors, que hayan sido empresarios,  o que hayan ejercido cargos de responsabilidad en grandes compañías. 


Y pregunta, nunca dejes de preguntar