Las
cosas van mal, o, al menos eso dicen. Aunque la verdad es que no hace falta que me lo digan
porque en mi entorno, también en mis proyectos, lo noto, y mucho.
Cada
vez son más las caras tristes a mi alrededor, que suman amargura, y que sienten
algo malo cercano.
Según
algunos estudios, el hombre se preocupa por cosas que, en un ochenta por
ciento, ni pasan, ni pasarán nunca. Son datos reales, y el consejo evidente es
que no debemos de preocuparnos tanto, pero, la verdad, es que la actual
coyuntura no es para estar muy tranquilo, y menos cuando el universo personal
que cada uno de nosotros hemos ido creando a base de trabajo y años se desmorona, como es el caso de muchas
personas en este país.
No
hace mucho, en una charla, el ponente aseguraba que el animal humano reacciona
ante las adversidades, y que contra peor van las cosas, más poder de reacción
se tiene. Incluso habló de reacciones casi milagrosas frente a situaciones de
gravedad, o críticas. Y no se refería a situaciones catastróficas, o a grandes
desgracias colectivas, si no a cataclismos personales, de trabajo, de familia,
emocionales e íntimos.
Cuando
el barco se hunde aparece el ser hábil, ingenioso, inteligente, perseverante, esforzado y resolutivo que todos llevamos
dentro.
No
me sorprendieron las palabras de aquel ponente, porque tiene razón. Y lo digo
por experiencia propia. He vivido momentos en los que tuve que reclamarme a mí mismo el
que esa parte de mí apareciera. Y la verdad es que apareció y fui capaz de
hacer cosas que, para mí, rondaron la épica. Y digo épica porque en situaciones
normales no las hubiera hecho. Ni siquiera imaginado.
Por
supuesto no me refiero a nada ilegal, o amoral, si no a acciones que me
ayudaron a tirar para adelante, y que, aún hoy, recuerdo con cierta admiración.
Más sabiendo que como esto no se arregle deberán de volver a servirme como
recursos extraordinarios.
Sabiendo
que todos tenemos a ese “héroe”, lo interesante sería descubrir nuestra
capacidad de aguante hasta que aparece. ¿Qué tiene que pasar para convertirnos
en ese ser?.
Yo
creo que depende de cada persona, de su escala de valores, de sus creencias, de
su historia, y de su capacidad de sufrimiento.