Hace
tiempo que veo en las noticias que los
españoles están emigrando. Sobre
todo la gente de entre 20 y 40 años (leo hoy).
También
en algunos foros en los que participo, más como observador que otra cosa, la
gente joven sólo hace que hablar de “pirarse”. Algunos de los que ya están
fuera son interrogados de forma exhaustiva sobre el devenir de su aventura,
sobretodo, laboral. Por lo que explican, son
gente muy preparada, que habla algún
idioma, y muchos, del sector de la hostelería. Sobre
todo los que están ganándose las habichuelas por Asia.
Todos
los que ya están fuera son inquisidoramente preguntados para saber de primera
mano las posibilidades de los países de destino, o, mejor, qué país es el más adecuado para emigrar según la profesión o
estudios de cada cual.
No
me extraña.
La situación aquí pinta bastante
negra. El gobierno, con la subida
de impuestos y demás medidas no está poniendo las cosas fáciles ni a los
empresarios, ni a los emprendedores, ni a la gente que necesita trabajo, que es
mucha. Está claro que, como dice un amigo mío, después de la tormenta siempre viene la calma.
Pero esta tormenta
es, no cabe la menor duda, a largo plazo. Y la gente tiene derecho a emprender
las acciones que crea oportunas para ganarse la vida, y labrarse un futuro, por
lo que busca entornos más propicios.
Lo de emigrar para el español no es
nuevo, como todo el mundo sabe. Y
han sido varias las épocas en las que nos tocó buscar y descubrir nuevos
mundos. Las situaciones de cada uno de esos momentos fueron provocadas por
diversas y diferentes causas, pero la
motivación de la gente para emigrar siempre fue, y sigue siendo, la misma. El derecho a una vida mejor. Es universal. Por lo tanto, todos los
pueblos emigran por la misma razón. Los españoles también.
No
quiero entrar en si la emigración es buena o mala para un país. Pero tengo
claro que la persona que emigra de
cualquier país del mundo a otro país que no es el suyo, sean en las
circunstancias que sean, es un verdadero
emprendedor. Un emprendedor valioso.
También
lo es la gente que arriesga su vida en una patera, en los bajos de un camión, o
que duerme en un parque a la caza de una oportunidad para prosperar. Para ellos
pido respeto. El mismo respeto que
espero que encuentren nuestros jóvenes allá dónde los lleve el destino.
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