Los
que me conocen ya saben de mi crítica continua y directa a los servicios
institucionales de acompañamiento a emprendedores, de “generación” de
conciencia emprendedora, y demás tinglados que se arman alrededor de todo esto.
Y no viene de ahora. Hace unos años, siendo usuario de Barcelona Activa,
(el servicio de promoción de emprendedores del ayuntamiento de Barcelona), ya
me enfrentaba, junto con otros compañeros, a las autoridades del momento
reclamando servicios sinceros, y de verdad. Digo sinceros, porque entonces,
como ahora, no lo son. En realidad, y bajo mi humilde punto de vista, lo que se
prioriza es la foto del político de turno, y el aprovechamiento de fondos
europeos, o de otra índole, para que la foto sea lo más grande y preciosa posible.
Cuento
todo esto porque acudí, acompañado por una persona con ganas de iniciar un
proyecto, al “BizBarcelona 2012,
Soluciones para empresarios y emprendedores”, autodefinido como el salón del
“asesoramiento, networking y financiación para impulsar tu empresa, negocio o
proyecto empresarial”.
A
parte de acompañar a esa persona, mi interés personal radicaba en poder hablar
con algún inversor interesado en el sector industrial, en el que tengo un
proyecto pendiente de parte de su financiación.
¿Y
qué nos encontramos?
Lo
primero, a los políticos, con bocas llenas de palabras rebosantes de marketing (político, por supuesto),
haciéndose miles de fotos, seguidos por una nube de periodistas y acólitos.
Lo
segundo, un salón que parecía el salón de la franquicia (igual lo era), dónde
las diferentes firmas ofrecían su producto.
Lo
tercero, los stands de la instituciones públicas, locales y autonómicas, dónde
no se ofrecía nada. Y digo nada porque lo que ofrecen está vacío de realidad.
“Le ayudamos a hacer el plan de negocio”, decían, “y después a conseguir
financiación de los bancos”, con la que está cayendo…
Lo
cuarto, y más sorprendente, vino cuando me dirigí a la zona dónde estaban,
supongo, los inversores. Al dirigirme al mostrador pregunto a la amable
señorita “Tengo un proyecto industrial y quiero hablar con algún inversor que
invierta en ese sector”. La amable señorita consulta unos horarios y me dice
“de 13h a 14h estarán los inversores interesados en el sector industrial”, a lo
que yo contesto “perfecto! Dónde me apunto?”, entonces la amable señorita me
dice que para apuntarme debo de pagar CIENTO CINCUENTA EUROS. Esa cantidad me
daba derecho a hablar con un inversor cinco minutos, explicarle el proyecto y
ver si le puede interesar. Por supuesto, rechacé la oferta sabiendo que siempre
he hablado con inversores, en su despacho, o en el mío, sin tener que pagar
semejante peaje.
Por
último, lo que me encontré fue mucha gente que, una vez comprobada la calidad
del salón, se desilusionaba, se desconcertaba y se iba.
Cuando
nos íbamos, mi acompañante me dijo “tengo la sensación que el interés real no
son los emprendedores, si no el negocio que se genera a su alrededor”
Cuanta
razón, pensé…..
Cuando vivía en Madrid acompañé a mi mujer a informarse al instituto de promoción de la mujer e igualdad de oportunidades pues publicitaban un programa de formación sólo para féminas en el que decían ocuparse de todo; formación rigurosa y tutelada por meses, confección del plan de negocio, vivero de empresas etc. Los requisitos eran: ser mujer de 18 a 35 años, estar en paro, estar domicialiadas en Madrid (las de Coslada ya no contaban)y curiosamente no estar percibiendo ningún subsidio o prestación por desempleo. La formación ofrecida versaba sobre:
ResponderEliminarOfimática, corte y confección, geriatría, primeros auxilios, conductora de autobús y cocina para comunidades.
Gran futuro en igualdad.
Es indignante. Ya no sólo es sexista, si no que, además, es irreal. Si la voluntad de ayudar a los emprendedores, por parte de las instituciones, fuera sincera, otro gallo nos cantaría.
EliminarUn abrazo.