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miércoles, 25 de abril de 2012

Incertidumbre




A pesar de la corriente actual, dónde afloran expertos y consejeros de emprendedores por cualquier esquina, que se empeñan en hablar de proyectos, de innovación, de emprender en diversos ámbitos, sobre todo en el  de las nuevas tecnologías, etc., me produce cierto asombro que nadie hable de la persona.

La persona es lo inmediatamente anterior a cualquier idea, proyecto, necesidad o inquietud. Por eso yo sigo insistiendo en ese punto, nada importante para algunos.

Hay un aspecto que toda persona que esté pensando en emprender debe de tener claro. Y es su capacidad de soportar la incertidumbre.
 
Querido amigo, si cree que no será capaz de vivir con la duda, la inseguridad, la perplejidad, que todo proyecto, sea el que sea,  trae consigo, le recomiendo que se lo piense y muy bien.

Recuerde que un emprendedor es una persona que debe de tomar decisiones de la nada, a centenares, y cada día.

Recuerde que con el primer día de cada mes, todo vuelve a empezar. Las ventas están a cero y no tendrá absolutamente nada seguro (sobre todo en un proyecto novato o a medio madurar). Los esfuerzos de ayer ya no sirven y debe de iniciar cada día con verdadero ánimo resolutivo.

¿Es usted capaz de eso? La respuesta normal es la negativa. Y eso no quiere decir que sea un inútil ni nada que se le parezca. No todo el mundo es un emprendedor.  Lo único que quiere decir es que usted forma parte de la mentalidad mayoritaria de este país.
Los españoles queremos trabajar para otros, eso es evidente e indiscutible. Además, cada uno de nosotros tiene mil respuestas para justificar eso, y nos resignamos a vivir con lo que nos paguen. Repito, esto es normal, en esa actitud no hay  nada criticable.

Pero si usted cree que puede vivir con la incertidumbre, o que puede llegar a vivir con ella, entonces le recomiendo que adopte prácticas para minimizarla y convertirla en una compañera natural de viaje.

Empiece por tener un buen plan, y sígalo a pie de la letra. Entrénese con practicas para educar a su cuerpo en su nueva actividad, cómo el conocimiento de los estados de ánimo y el auto control de los mismos.  Fomente en su entorno redes de apoyo emocional.  Y, sobre todo, sea flexible.

jueves, 19 de abril de 2012


FUNCIONARIOS Y EMPRENDEDORES



Que los servicios de acompañamiento a emprendedores, de las administraciones públicas, cumplen una importante función es evidente e indiscutible, al menos para mí.
Creo que la principal función  que ejercen es la de “antena” para aquellas personas con -inquietud o necesidad de emprender y que no saben por dónde empezar.

-Tengo una idea, ¿Qué hago?, Pues me voy al Ayuntamiento para que me aconsejen….

Y vas al Ayuntamiento y te aconsejan, muchas veces con unas bocas grandísimas. Y tú, te ilusionas, les haces caso, te la juegas y te lanzas al ruedo. Incluso puede que te acepten en uno de sus viveros y, a un alquiler a precio de mercado, pero con la posibilidad de contratar un espacio minúsculo, así pagas muy poco, puedas montarte un despachito en un vivero municipal, la mar de mono y equipado con la más ultimísima tecnología de toda índole. Podrás contratar salas de reuniones, salas de conferencias, tendrás quién atienda las llamadas que te lleguen si no estás, y una recepción que atenderá las posibles visitas. Una maravilla oiga. Pero las cosas empiezan a ir mal y todo el mundo se hace el loco. Los que tanta teoría te han inculcado, a la hora de la verdad se van de rositas, y ¡ya te espabilarás!

Lo cierto es que los viveros cumplen su función de antena. Pero no son más que un negocio inmobiliario que, además, permite a los políticos de turno hablar de emprendedores, de que reciben muchísimos proyectos y que los acompañan a centenares.
Lo que no cuentan es que el índice de mortalidad de los proyectos que acompañan es altísimo. Eso no interesa decirlo. Y cómo los proyectos en espera para entrar en viveros (y así tenerlos siempre llenos)  son muchos, casi ni se nota.

¿Cuál es el problema? Estoy seguro de que problemas hay muchos. Pero creo que el principal, o al menos uno de los más importantes, es que, normalmente, los servicios de acompañamiento y los viveros para emprendedores, están gestionados, y asesorados, por funcionarios, personal laboral, y técnicos recién licenciados que saben que sólo estarán un corto período de tiempo contratados, y emprendedores teóricos (de los que tenemos pendiente hablar, lo sé)

Y, para mí, el funcionario es el antagonista del emprendedor.

Os recuerdo que uno de los mayores problemas que solemos encontrarnos los emprendedores es que nadie, en nuestras redes de contacto, nos entiende, a no ser que sea otra persona como nosotros. O sea, con ilusión, pasión, tenacidad, esfuerzo, creatividad, por su proyecto. ¿O es que alguien entiende que trabajemos 15 horas seguidas?,  ¿que mimemos extremadamente a los clientes?, ¿que nos juguemos todo lo que tenemos por ese proyecto que es como un hijo para nosotros?, ¿que en vez de ver la película después de cenar, nos pongamos a trabajar? Etc., etc., etc.

Entonces….¿Cómo nos va a entender un funcionario? ¿Cómo nos va ayudar alguien que no ha tenido (ni quiere) una empresa en toda su vida?, ¿Con qué pasión nos ayudará un técnico que sabe que no le renovarán el contrato?, y aunque ponga toda la pasión ¿Qué bagaje tiene para aconsejarnos de cómo afrontar las dificultades reales que aparecen en los proyectos al margen de la teórica?


Por lo tanto, si buscamos ayuda que sea  en asociaciones privadas de emprendedores, y de empresarios. También podemos hablar con gente que tenga empresa, de cualquier envergadura, seguro que  sus consejos serán muy valiosos y basados en la experiencia real. Además podemos buscar consultores seniors, que hayan sido empresarios,  o que hayan ejercido cargos de responsabilidad en grandes compañías. 


Y pregunta, nunca dejes de preguntar

sábado, 14 de abril de 2012


Emprendedor creativo.


Invitado por la Generalitat de Catalunya, asistí a un coloquio sobre emprendedores en Barcelona. El acto resultó ser de lo más interesante y se plantearon cuestiones sobre varios aspectos del mundo de la empresa, de los que siempre me gusta hablar con pasión.

Pero hubo una intervención por parte de una persona del público que tuvo, y tiene para mí, su miga
.
Aquella persona se presentó, y nos explicó su último proyecto, relacionado con la telefonía móvil. El proyecto llevaba un tiempo funcionando en nuestro país y estaba negociando su implantación en EEUU.  Al final se autodefinió como Emprendedor Creativo.

El hombre no quería saber nada de escrituras, impuestos, contratos, relaciones con bancos, etc. Él, según nos iba explicando, vivía para generar ideas de negocio, y sólo la idea,  de cualquier índole y en cualquier mercado.  Observaba el mundo e intentaba descubrir las oportunidades que hay en él.  Era lo que le gustaba y, según confesó, tenía cierto éxito. Pero no quería saber nada de las demás habilidades que todo emprendedor debería tener.

Tenía claro, muy claro, que las ideas que generaba, si al final se llevaban a cabo era por que, lo que podríamos definir cómo un Emprendedor Ejecutivo, se ponía al frente. O sea, empezaba el proyecto sabiendo que debería ceder una parte importante de los posibles beneficios que su idea generara. Y eso no le importaba.

Siempre he dicho que, a la hora de emprender, debes de ser consciente de tus debilidades y ceder una parte de tu proyecto para reforzar esos puntos débiles. Nuestro amigo lo hace al pie de la letra. 

¿Cuántos proyectos fracasan por las debilidades inconscientes?

Por lo tanto, deberíamos identificar qué tipo de Emprendedor somos, para reforzar la viabilidad de cualquier proyecto. Cuales son nuestras debilidades y, sobre todo, preguntarnos si estamos dispuestos a ceder dinero, poder de decisión, responsabilidad, etc., a terceros.

A parte de todo esto, veo que últimamente ha aparecido otra clase de emprendedor (seguro que podríamos identificar muchas más). 
No es ni creativo ni ejecutivo. Es el Emprendedor Teórico. Lo podríamos definir cómo el emprendedor que no emprende, pero que ha estudiado todo lo que se puede estudiar para llevar una empresa de cero a cien.
De esta clase de emprendedor hablaremos otro día.

martes, 10 de abril de 2012


¿Vivir con preguntas?

Hace unos años asistí, en San Francisco,  a un seminario sobre habilidades directivas y emprendimiento impartido por Fernando Flores, ministro de economía en el gobierno de Salvador Allende en Chile. Fernando, después del golpe y tras tres años de cárcel se exilió en California y se convirtió en un especialista en biología del conocimiento y en un exitoso gurú empresarial un tiempo después, para acabar de nuevo en la política chilena como senador.

En aquel seminario asistimos emprendedores de varias nacionalidades, especialmente chilenos y españoles.

Al final de una de las jornadas, nos juntamos con varios de los emprendedores de chile y nos fuimos a cenar a China Town. Cuando volvíamos al hotel, uno de los chilenos, no recuerdo el nombre, me dijo algo que, (en aquél momento no), me marcó para siempre.

“El problema de los españoles es que viven con respuestas en vez de vivir con preguntas”.

Por supuesto, y como buen español (por lo de las respuestas), pensé que estaba loco. Pero la frasecita caló en mí profundamente.
Pensando en ella me dí cuenta de que mi amigo chileno tenía mucha razón. Y para demostrarlo os animo a observar vuestro entorno.

Es verdad, todo el mundo tiene respuesta para todo.

Para lo que sabe, y para lo que no sabe. Y sobre todo, para justificar lo que va aconteciendo, por voluntad propia o no, a todos los niveles.
Cuando compartes una idea, un proyecto, un anhelo o lo que sea, la gente tiene mil respuestas para justificar, sobre todo, por qué no funcionará. Y normalmente fundadas en la nada. (¿Cómo van a estar correctamente fundadas sin pregunta previa?)
El tiempo me ha enseñado que, efectivamente, vivir con respuestas es, normalmente, un problema grave.

Entonces.. ¿Es mejor vivir con preguntas?

Indiscutiblemente SI.
Las preguntas nos ayudan a encontrar el camino, no sólo en el mundo de los negocios, también en todo lo demás.

¿Por qué quiero hacer esto?
¿Qué tengo que hacer para que pase?
¿Qué oferta soy para el mercado?
¿Por qué me van a comprar a mí y no a otros?
¿Por qué dices eso?

Estas son algunas de las preguntas que me hago continuamente. Con las que vivo. Hay muchísimas más, pero estas especialmente me ayudan en los proyectos, y son preguntas que obligo a  hacerse a la gente que me pide ayuda en el mundo de la empresa.

¿Cuántos proyectos no acabarían fracasando si  nacieran en un entorno de preguntas?


martes, 3 de abril de 2012


Fracaso...

Debe de ser que la palabreja duele. Nadie quiere hablar de él y si las cosas han salido mal, menos.

Me he propuesto hablar con los que fracasaron.

Para saber, de primera mano, por qué creen ell@s que pasó. Y cómo ha afectado a sus vidas. Si han conseguido levantarse, o si siguen autoarrinconados. Si están pensando en volver a emprender, o si prefieren, después de los hematomas en el alma, hacerse funcionarios y a tomar viento todo.

Les preguntaré si ya han descubierto a los verdaderos amigos, aquellos que no desertaron y que estuvieron, están, ahí. Seguro que serán muy pocos, casi ninguno.

Les preguntaré si siguen siendo el “cuñao, hermano, amigo, colega empresario”,  o si ya han llegado a la parte en que la gente cercana mira para otro lado. Ya no molan. Seguramente,  casi seguro, percibirán la indiferencia cuando hablen de nuevos proyectos, también la incredulidad.

Les preguntaré si ya han visto las risillas de los que se alegran de que la cosa saliera mal.

Les preguntaré si ya han vivido la incomprensión de los más cercanos, de los más íntimos. (¿Por qué no me entienden?).

Les preguntaré si no hubiesen preferido nacer “más tontos”, sin inquietudes especiales, sin ilusiones más allá, y sin ese gen revoltoso que hace que veas oportunidades de negocio mires donde mires.

Les preguntaré, además, si saben que en algunos países fracasar es casi un mérito, una experiencia necesaria para mejorar,  que no supone un estigma. Y si saben que entre esos países no está el nuestro.

Y les diré que su experiencia sirve para que mejoren ellos, y para ayudar a otros. Que si sabemos las verdaderas causas de la mortandad de los proyectos, sabremos si los apoyos son correctos.

Así que… ¡¡Cuéntame tu historia!! (Si te atreves envíame un email)