Translate

jueves, 2 de agosto de 2012

¿Emprender a los 50?


 Estos días estoy asistiendo a un Taller de Coaching. Aunque es una disciplina que domino bastante, me gusta asistir como observador para seguir  aprendiendo y ver a otros profesionales en acción.

No me sorprende ver que la mayoría de asistentes son personas más o menos de mi edad, o sea, rondando el medio siglo de vida, o un poco más, como es mi caso. Para mí está claro que las personas que asisten a un taller como este, lo hacen porque tienen alguna preocupación. Aunque tal y cómo está todo, seguro que las preocupaciones son muchas.

Varios de los asistentes, de mi generación, están en el curso porque  se han quedado sin trabajo. Dicen que confían en encontrar pronto algo ya que, creen, que las empresas que buscan candidatos sabrán apreciar su amplia experiencia. Compruebo, además, que la mayoría de la gente de mi edad que es nueva en esto del paro piensa de forma similar.

¿Son unos ilusos?

Bueno, primero creo que son gente con esperanza, acostumbrados durante casi toda una vida a trabajar duro. Durante toda una vida  han acumulado esa experiencia que están seguros les servirá de arma contra el desequilibrio general que representa el quedarse sin trabajo. Esa experiencia es la que les genera esa esperanza.

Entonces les explico el experimento que llevo tiempo haciendo.

Tengo varios perfiles en buscadores de trabajo. Con ellos me doy de alta en ofertas de empleo de varios sectores, sobre todo el comercial, modificando el currículum para adecuarlo, más o menos, a las ofertas que van saliendo. Lo único que no modifico es la edad, pero dependiendo del trabajo, pongo unos estudios u otros. Lo mismo hago con la experiencia laboral. Incluso en alguna carta de presentación he puesto que estoy dispuesto a trabajar gratis uno, dos o tres meses. Y no tengo en cuenta el tipo de relación laboral que se propone. O sea, acepto relación laboral, comercial, autónomo dependiente, etc. En resumen, candidato ideal, con amplia experiencia, y con cincuenta años de edad.

¿Resultado del experimento?, una entrevista para ser comercial después de casi mil trescientos curriculums enviados. Por cierto, fui a la entrevista y no me ofrecieron el trabajo.

En resumen, las cincuentonas y los cincuentones lo tenemos claro. Cuando explico esto a cualquier persona de esa edad que busca trabajo, el desanimo fluye por su cuerpo. Y entonces dicen que si fueran más jóvenes montarían algún tipo de negocio, pero que son mayores para eso.

Yo a eso le llamo el síndrome de la edad equivocada. Que el mercado laboral no nos quiera, no quiere decir que, de pronto, no sirvamos para nada. Lo único que quiere decir es que los criterios de contratación de las empresas tienen más en cuenta la edad, que la experiencia. Por lo tanto sólo nos queda una vía. Emprender.

¿Emprender a los 50?. Claro, ¿dónde está el problema?, tienes la necesidad, la experiencia, seguramente los contactos necesarios, también el saber hacer y el saber estar, la serenidad suficiente para soportar los reveses (seguro que a estas alturas la vida nos ha dado uno cuantos), un sentido común a prueba de bombas, quizás hasta un poco de dinerito, probablemente menos responsabilidades urgentes que hace unos años y, por tanto, menos necesidad de dinero, y, total,  vaya como vaya el negocio, dentro de un ámbito de normalidad, en unos pocos años, en los que hay que resistir como sea,  nos jubilamos y que trabaje rita.

Amiga, amigo, si rondas los cincuenta, no te autodeseches, piensa en qué oferta eres para el mercado, y adelante!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario